La circunstancia es una situación o contexto que nos permite entender el sentido de una acción o expresión. Cuando uno pide entender las circunstancias antes de juzgar a una persona, se refiere a que hay algo que puede explicar por qué esa persona actuó de ese modo o por qué dijo lo que dijo. La importancia en ética de la circunstancia es que ayuda a pensar cómo es que los valores, los juicios y las acciones tienen que ver con contextos específicos. En otras palabras, las acciones éticas no ocurren en el vacío, sino en situaciones determinadas.
El diccionario de Ferrater Mora señala lo siguiente:
El vocablo ‘circunstancia’ ha adquirido un sentido determinado en el pensamiento de Ortega y Gasset. En las Meditaciones del Quijote (1914; O. C. I, 322) Ortega escribió: “Yo soy yo y mi circunstancia”. Esto significa no sólo que el sujeto humano se halla rodeado de circunstancias, sino que se constituye como tal sujeto con sus circunstancias. La circunstancia en este sentido es lo que el sujeto vive como situación vital, y dentro de ella se halla el mundo. El mundo físico u orgánico se incorpora de este modo a la circunstancia humana, como ingrediente suyo. No es legítimo identificar circunstancia y mundo físico u orgánico. De hecho, lo que llamamos el sujeto humano o el yo es, junto con la circunstancia, un “ingrediente” de una realidad más radical, llamada por Ortega “mi vida” (Historia como sistema, 1941; O. C., VI, 34). Es desde este ángulo que debe comprenderse la tesis orteguiana de que el hombre vive sub specie instantis y de que es necesariamente “circunstancial”.
El término circunstancia tal como lo formula Ortega y Gasset, posiblemente en respuesta a sus lecturas de Dilthey, y antecede a los conceptos de “circunmundanidad” (Umwelt) de Heidegger (El importante resaltar que el concepto de Heidegger remiten a las investigaciones biológicas del medio ambiente o nicho, en tanto se quiso explicar cómo se vinculaba la especie con su medio (véase el trabajo pionero de Jakob von Uexküll).) y el “mundo de la vida” (Lebenswelt) planteado por Husserl. Como puede verse en la definición brindada por el diccionario Ferrater Mora, se entiende por circunstancia la “suma” de la persona (se entienda como “yo” o “sujeto”) más el espacio orgánica e inorgánico, así como el histórico y social (aunque estos dos últimos no son mencionados en la cita). A esta suma le llamamos “mi vida”. El uso del término vida no hace referencia a la vida biológica (mecánica), sino al de la existencia humana: amigos, metas, tradiciones, creencias e ideas. Ortega y Gasset cree que no sólo somos una conciencia (un alma encerrada en un cuerpo), sino que cuando queremos hablar de nosotros como algo específico, es fundamental que agreguemos la situación y el tiempo concreto e histórico (sub specie instanti) en el que se desarrollan nuestras propias vidas. Para citar al filósofo español:
El hombre rinde al máximum de sus capacidades cuando adquiere la plena conciencia de sus circunstancias. […]
Hemos de buscar a nuestra circunstancia, tal y como ella es, precisamente en lo que tiene de limitación, de peculiaridad, el lugar acertado en la inmensa perspectiva del mundo. No detenernos perpetuamente en éxtasis ante los valores hieráticos, sino conquistar a nuestra vida individual el puesto oportuno entre ellos. En suma: la reabsorción de la circunstancia es el destino concreto del hombre. […]
Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo. Benefac loco illi quo natus es [“Beneficia al lugar en que has nacido”], leemos en la Biblia. Y en la escuela platónica se nos da como empresa toda cultura, ésta: ‘salvar las apariencias’, los fenómenos. Es decir, buscar el sentido de lo que nos rodea. (José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote, comentario de Julián Marías. Revista de Occidente, Universidad de Puerto Rico, Madrid, 1957, pp. 34-35, 42-43.)
En estas palabras Ortega y Gasset no sólo dice que el ser humano tiene una situación específica que lo explica, es decir, lo contextualiza. También deja en claro que la tarea de cada uno es la de comprender sus circunstancias, y no dejarnos seducir por los valores e ideas que se presentan como intemporales o hieráticos. El hombre tiene que aprehender el sentido que se esconde en su situación individual para comprenderse realmente.
Sebastián Lomelí.