Profe, écheme la mano.
Este debate contiene 13 respuestas, tiene 5 mensajes y lo actualizó @luisjuarezmadrigal hace 6 años, 3 meses.
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16 Mayo, 2017 a las 5:14 pm #4853
Estimados profesores, se acerca el final de semestre y con ello muchos de los alumnos —espero que sean los menos— reprobaran la asignatura que ustedes imparten. Pese a lo hilarante que pueda resultar el acontecimiento no deja de ser problemático. Primero, por supuesto, por aquellos que han reprobado la asignatura; segundo, que es el caso que abordaremos, por las medidas que se puedan tomar al respecto.
¿Qué pasa cuando un alumno ofrece un soborno? Seguramente a muchos de ustedes les han ofrecido eso, o se han enterado de que algún profesor acepta algún tipo de pago —en este caso monetario o de valor mercantil— con la promesa de “echarles la mano” y modificar su calificación. Vamos, hemos escuchado que hay un costo por determinada calificación.
¿Por qué no es correcto que un profesor acceda a ese tipo de prácticas? ¿Qué es lo que se pone en juego? ¿Cómo puede hacer un profesor para evitarlas? ¿Es que no existen otras estrategias que nos permitan “echarle la mano” a los alumnos y que acrediten la materia? Aceptar el soborno parece la más fácil de ellas. ¿O es que no hay problema en hacerlo? ¿Hay algo que perjudique a las partes involucradas o las dos se benefician del acto?Me gustaría saber su opinión.
Saludos.
17 Mayo, 2017 a las 1:33 am #4854@luisjuarezmadrigal, sin duda es un tema complejo. Yo me centraré en dos de tus preguntas: “¿Por qué no es correcto que un profesor acceda a ese tipo de prácticas?”, “¿Qué es lo que se pone en juego?”
Una profesora me contó una vez lo que responde a los alumnos que le ofrecen cosas a cambio de una buena calificación: “El costo por tu calificación será muy alto, ya que me debes dar a cambio un auto, una casa y un trabajo. El trabajo porque si se enteran aquí de lo ocurrido, me corren. La casa porque será muy vergonzoso seguir viviendo en el mismo lugar de siempre y el auto para desplazarme de mi nuevo trabajo a mi nueva casa.” Esta respuesta, aunque me pareció graciosa, creo que sirve para reflexionar sobre aquello que una persona pone en juego cuando en su función laboral acepta un soborno.
Ahora bien, pensar en lo que se pone en juego es evaluar un acto por sus consecuencias, pero ¿el soborno es un acto reprobable en sí mismo, independientemente de sus consecuencias?
Pienso que el soborno es injusto porque contribuye a la desigualdad. En vez de asignar una calificación a un estudiante por haber alcanzado los aprendizajes esperados o por desarrollar sus habilidades, se beneficia a alguien por su solvencia económica.
¿Qué piensan ustedes? @paolarochonherrera @romansuarez @sergiolomeli17 Mayo, 2017 a las 6:48 am #4855Yo contesto de manera provisional a la cuestión acerca de si puede haber otras estrategias para “echar la mano”. Lo hago con un meme a reserva de ampliar mi respuesta posteriormente.
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RomanSuarez.
17 Mayo, 2017 a las 8:33 am #4857A mí me parece que parte de la labor de un profesor radica en hacer que los alumnos reflexionen sobre la naturalización o normalización de prácticas ilegales como la corrupción. Obviamente no me parece deseable que un alumno intente sobornar a un profesor, pero me parece que si un alumno intenta hacerlo, podemos tomarlo como una oportunidad para hacerle reflexionar acerca de ese tipo de prácticas. Estoy asumiendo que el profesor tiene claro que la corrupción o el soborno son prácticas inaceptables y que, tratándose de un servidor público, constituyen delitos. Por lo anterior no estoy de acuerdo con la respuesta que la maestra del ejemplo de @malinalli le dio a su alumno. En ese ejemplo la maestra admite que ella estaría dispuesta a echarle la mano a sus estudiantes si ellos estuvieran en posición de pagar el altísimo precio que ella les pone, se trata, pues, de una cuestión de poder. En ese caso yo optaría por la estrategia que Sócrates lleva a cabo con Alcibiades en el Banquete. Dicha estrategia consiste, en pocas palabras, en hacer del deseo del otro un beneficio para él mismo, pero sin que él se de cuenta, es decir, se trata de hacerle creer que hemos entrado en su juego, que hemos caído en su estrategia de seducción y que él está en control de la situación para hacerle bajar la guardia y, entonces sí, actuar con el interés de beneficiarle y no de beneficiarse. Me parece que el meme que intenté compartir en la publicación anterior expresa esa estrategia de una manera muy breve y un tanto vulgar, pero efectiva.
Saludos
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RomanSuarez.
17 Mayo, 2017 a las 5:21 pm #4859¿Por qué no es correcto que un profesor acceda a ese tipo de prácticas?
El soborno en general implica ir por encima de las reglas, las cuales buscan, en teoría, establecer condiciones de competencia equitativa. Ahora bien, lo incorrecto, en el caso del profesor, reside en que no está evaluando con el mismo criterio a todos sus alumnos.¿Qué es lo que se pone en juego?
Con el soborno el profesor pone en juego, principalmente, la formación de la ciudadanía del alumno. La escuela ha surgido como una institución cuya función es desarrollar en los hombres los valores básicos para poder vivir cordialmente en sociedad. El soborno institucionalizado en el ejercicio docente, es el deterioro más evidente del proyecto de vida comunitaria.¿Cómo puede hacer un profesor para evitarlas?
Un profesor no puede evitar que los alumnos tengan malos ejemplos. Hay veces que en el núcleo familiar o en el entorno social en el que viven los alumnos, los sobornos son una práctica corriente. Lo que sí puede hacer, es negarse a toda sugerencia de soborno, dando con esto el ejemplo de otra forma de vida honesta.¿Es que no existen otras estrategias que nos permitan “echarle la mano” a los alumnos y que acrediten la materia?
Las estrategias para “echarle la mano” a los alumnos, deberían basarse principalmente en una preparación constante de nuestras clases. Conocer bien los temas que estamos impartiendo, emplear estrategias didácticas que faciliten la relación empática con los alumnos y, sobre todo, mostrarles que el cumplimiento con nuestras funciones es la vía para consolidar la convivencia.17 Mayo, 2017 a las 8:11 pm #4861Aquí el meme que prometí
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RomanSuarez.
17 Mayo, 2017 a las 8:59 pm #4863Bueno, pues le voy a jugar un poco al “abogado del diablo”. Veo que hay un argumento que está presente en las participaciones previas: un maestro no debe aceptar sobornos porque contribuye a la desigualdad o genera condiciones inequitativas para los estudiantes. Estoy de acuerdo, pero trataré de buscar si habría algún caso excepcional, por ejemplo, recuerdo este fragmento de la película “Forest Gump” en que la madre de Forest tiene relaciones sexuales con el director para que el niño pueda seguir en la escuela, para no ser excluido por ser diferente. ¿Les parece que éste sería un soborno que contribuya a la igualdad de oportunidades para un estudiante?
17 Mayo, 2017 a las 10:24 pm #4864Aquí el meme del que hablé hace rato
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RomanSuarez.
17 Mayo, 2017 a las 10:33 pm #486818 Mayo, 2017 a las 1:02 am #4870Muchas gracias a todos por sus respuestas. Efectivamente, como mencionan, uno no puede acceder a ese tipo de prácticas, pues de lo que se trata es de formar a futuros ciudadanos. Es muy triste y lamentable escuchar que se dan este tipo de casos.
Quisiera retomar el meme que comparte @romansuarez en relación con lo que propone @karlaalday. Habíamos manejado la cuestión del soborno en un nivel monetario, como menciona @malinalli y @paolarochonherrera existe un acto de desigualdad, pues no se evalúa al estudiante de acuerdo a los criterios de evaluación, sino a si pueden o no costear el precio de una calificación, aunque —como menciona Román— también existe un ejercicio de poder por parte del profesor. Pero, ¿qué pasa si en lugar de dinero el alumno o la alumna ofrece la práctica de relaciones sexuales a cambio de la modificación de una calificación? Creo que esta problematización clarifica lo que Román trata de exponer.¿Qué opinan?
Saludos
19 Mayo, 2017 a las 12:47 am #4872Me parece que lo que plantea @karlaalday es interesante porque pone en evidencia los mecanismos menos obvios de la corrupción. Las instituciones escolares en general pueden ser vistas como espacios en los que la corrupción es posible no sólo gracias a las voluntades individuales, sino también gracias a la manera en que las relaciones estás estructuradas al interior de esas instituciones. Cuando un alumno ofrece dinero o relaciones sexuales o cualquier otra cosa para obtener una calificación aprobatoria no sólo se trata de una decisión personal, sino de un tipo de relación que tiene cabida en ese ámbito, es una forma de relación posible que está ahí y puede ser activada. Recuerdo la película Historia de Paul de René Ferét en la que la acción se da en un manicomio y, cuenta el director, que bastó que los actores se vieran inmersos en el espacio clínico para que comenzaran a adoptar ciertos comportamientos propios de las personas que habitan esos lugares, se podría decir que el espacio clínico es el protagonista de esa película porque es la matriz de las relaciones, reales y ficticias, que son posibles en ese ámbito. Pero, así como hay relaciones posibles, también hay las que son imposibles. En el caso de la película de Forest Gump, me parece que lo que hay es un intento fallido de “soborno”. Efectivamente hay una relación jerárquica entre los tres personajes, en la que el director está por encima de la madre y de F. G., quien está al final de la cadena (ya que todos deciden sobre él y él no decide sobre nadie más), esa relación jerárquica permite el intento de soborno por parte de la madre y la complicidad del director, sin embargo, el problema en este caso es que la decisión de que F. G. permanezca en el colegio ya no depende sólo de las voluntades de la madre y del director, ya que la institución misma no es un lugar que esté diseñado para educar a un alumno con sus características y es por ello que termina saliendo, se trata de un intercambio “imposible”. Es como si un alumno ofreciera dinero al profesor de matemáticas para obtener una buena calificación en biología o para que su hermana universitaria pasara matemáticas en su carrera. Finalmente, lo que creo que se hace evidente, es la manera en que los límites de la institución educativa condicionan y, al mismo tiempo producen (así como dicen que la cárcel es la universidad del crimen ya que los que no saben delinquir ahí lo aprenden o lo perfeccionan), a las voluntades individuales de quienes la conforman. La “oportunidad” que quiere buscar la madre para su hijo no es tal, el “Your momma sure does care about your schoolin, son” es irónico porque no importa el esfuerzo que se haga, hay cosas que no se pueden cumplir.
Saludos
19 Mayo, 2017 a las 3:23 pm #4875Interesante el comentario que hace @romansuarez. La institución educativa, por su forma de organización, enmarca la posibilidad de ofrecer sexo a cambio de una nota aprobatoria de ahí que el soborno no sea del todo una decisión individual. Ahora bien ¿Qué cambios tendría que haber en la organización de la escuelas para que ni el soborno económico ni sexual sean una opción viable? Me aventuro a pensar en una organización horizontal. Pero ¿cómo sería esto? ¿conocen escuelas que no base su organización en la jerarquización?
Saludos a todos19 Mayo, 2017 a las 5:24 pm #4876Aquí una canción que nos puede ayudar a evidenciar la jerarquización en las escuelas:
Quiero ser la consentida de mi profesor
quiero sentirme mimada, admirada
envidiada por todo el salón
porque yo quiero ser la consentida de él.27 Mayo, 2017 a las 1:45 am #4899Muchas gracias a todos por sus comentarios, creo que han enriquecido el planteamiento inicial de este foro.
Creo que fue una excelente reflexión sobre un tema bastante complejo y, en definitiva, bastante problemático. Lo que me llamó la atención de las opiniones aquí expuestas, desde posturas aparentemente diferentes, fue que el horizonte de reflexión sobre la práctica del soborno no cayó en un sinsentido o en un absurdo trato sobre el tema. No es que esperara eso, pero su discusión y reflexión suele hacerlo. Creo yo, es el principio de pensar que el soborno es algo tan “normal” que no vale la pena discutirlo.Me gustó mucho el movimiento del soborno monetario al soborno sexual, pues —como bien apunta Román— es ahí donde se logra ver que el soborno no es más que una decisión que se despliega gracias a la organización jerárquica de nuestras instituciones educativas y, por qué no decirlo, de la organización de nuestras sociedades. Por supuesto, el alumno siempre se encontrara en desventaja, pues es quien se encuentra en el fondo de la organización jerárquica y una forma de “emparejarse” jerarquicamente es exhibiendo que también cuentan con poder, ya sea monetario o a través de la practica sexual.
Por último, me quedaría con la pregunta que realiza Paola “¿Qué cambios tendría que haber en la organización de la escuelas para que ni el soborno económico ni sexual sean una opción viable?”. Paola apunta a una organización horizontal. Me parece que seria un buen principio. Pero también, más de actitudes y no tanto de normalización.
Saludos
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