Educación 2.0
Este debate contiene 12 respuestas, tiene 5 mensajes y lo actualizó @carlosfrancisco hace 6 años, 6 meses.
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29 Noviembre, 2016 a las 2:42 am #4481
Estimados profesores y colegas:
Hace más o menos 10 años todo parecía estar muy claro: “debemos incorporar a las aulas el uso de las nuevas tecnologías”, porque solo así se puede lograr una educación de calidad. No en todos lados se puso esto en marcha, pero digamos que donde fue así no se obtuvo lo esperado. Los montos de inversión no son proporcionales al nivel de aprovechamiento de los alumnos en lectura, ciencias o matemáticas (vean, por ejemplo, la nota Tener más tecnología no es suficiente para mejorar la educación). Uno de los factores que se mencionan como causa de este “mal resultado” es que se usan tecnologías del siglo XXI con modelos educativos del siglo XIX. El profesor @alfredomaciasnarro nos compartió también un interesante diagnóstico de la situación: “Autodeterminación Educativa y Dependencia Tecnológica”.
Entonces, yo me pregunto como seguramente muchos de ustedes lo hacen, ¿qué ha fallado? ¿La tecnología?, ¿los profesores?, ¿los alumnos?, ¿los gobiernos?Justo el propósito de este foro es analizar esta problemática y tratar de aclarar el panorama y, si se puede, presentar posibles soluciones. Para ello les propongo como inicio echar un vistazo al video Tecnología para educar y comentar 3 cuestiones que el ponente presenta a lo largo del video. Les transcribo las cuestiones con el minuto en que las encontrarán.
1) El error está en ver a la tecnología como un fin y no como un medio (min. 5:04)
2) La forma de enseñanza no ha cambiado. La configuración de las aulas lo demuestra (min. 11:09)
3) Se ha privilegiado la tecnología pero no componentes como la cultura, el enfoque de aprendizaje, el desarrollo profesional, la comunidad, entre otros. (min. 22:33)Los invito, pues, a este foro sobre educación y tecnología, educación versión 2.0.
Les agradezco de antemano sus valiosas colaboraciones, @paolarochonherrera @sergiolomeli @malinalli @luisjuarezmadrigal @urielhernandez @romansuarez @alfredomaciasnarro @enedelia @elprofesamuel @rasconsandra64gmail-com @cibelesramonavalos @sudelgado @raulbarcenanavarro @rafaelromoperez @valeriagonzalez @fernandoperez @valente @jessicalyuzamoraaguayo @karlaalday @ruthmoracarrillo @lic-saldy @miriammagdaleno @pedrochi2 @ugolynonew4 @taniafuentes
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You must be logged in to view attached files.29 Noviembre, 2016 a las 9:04 pm #4483Gracias @carlosfrancisco por invitarnos a pensar esta cuestión tan actual y que no deja de salir a colación a raíz de las exigencias a las que poco a poco nos vemos expuestos por parte de nuestras autoridades. Reviso los mareriales que nos propones y el que nos propone el maestro @alfredomaciasnarro y comento más puntualmente. Saludos!!
30 Noviembre, 2016 a las 2:36 am #4485Gracias por invitarnos al foro @carlosfrancisco.
Considero que es pertinente esa distinción que menciona el ponente entre concebir la tecnología como fin y como medio. Me cuesta trabajo pensar casos en el ámbito educativo donde se vea la tecnología como un fin.
Por otro lado el problema no radica únicamente en la resistencia por parte de algunos profesores para cambiar su rol en el aula, también en el modo en que las propias instituciones educativas obstaculizan la atención personalizada al organizar grupos numerosos. Asimismo intervienen factores como la desvinculación entre ciertos contenidos curriculares y el contexto de los estudiantes, la infraestructura del plantel, la situación económica, entre otros.
Es sin duda un problema complejo frente al cual resulta complicado afirmar que es el empleo de tecnología lo que ha fallado.
Un cordial saludo.
30 Noviembre, 2016 a las 11:42 am #4486Hola, @malinalli. Tienes razón en decir que es difícil pensar que el problema sea ver la tecnología como fin y no como medio para lograr ciertos resultados. Pienso que se plantea así porque se observa una desproporción entre, por un lado, las innovaciones tecnológicas y, por el otro, los cambios en los contenidos o en los formatos educativos (el profesor como el propietario de saberes que tiene que compartir y el alumno que no los posee y que por eso mismo está allí). Así, se dice que mientras que los sistemas operativos van en la versión 12.0, la educación apenas llega, por decir algo, a la versión 1.5.
Yo me pregunto si la disyuntiva no está más bien entre seguir viendo a la tecnología como herramienta o si, en cambio, habría que verla como hábitos o formas de conducirse entre los demás. McLuhan decía que la tecnología tiende a crear un nuevo entorno humano y que los entornos tecnológicos no son recipientes pasivos donde llegan las personas. Para él son más bien “procesos activos que reconfiguran a las personas y otras tecnologías similares”.
El otro día me di cuenta de algo: necesitaba explicarle a mi hijo quién era Pegaso, aquél caballo alado de la mitología griega. Pues bien, tenía a la mano mi tablet y estaba sentado justo al lado de un librero donde hay un buen libro de mitología griega, con increíbles ilustraciones que hacen honor al imaginario de aquél entonces. Mi primera reacción fue “googlear” Pegasus en mi tablet. Cuando vi, ya tenía más de 100000 entradas a páginas que tenían que ver con el tema. Esto yo creo que les pasa a muchos y la pregunta está en cuáles son las formas en que preferimos, no ya acceder al conocimiento, sino conducirnos “por el mundo”. Al final terminé tomando el gran volumen de mitología del librero, aunque mi hijo ya estaba en otra cosa.
30 Noviembre, 2016 a las 5:14 pm #4488A mí me interesa retomar el asunto de que no es suficiente la tecnología para mejorar la educación. Me parece que, de hecho, es insuficiente cualquier recurso si no se emplea adecuadamente, por ejemplo, México invierte una cantidad de su presupuesto nacional mayor que la proporción dedicada al mismo rubro en otros países más desarrollados, lo cual demuestra que no se trata de destinar más recursos, si no de aprovecharlos de la mejor manera.
Me llama la atención de la nota compartida al principio de debate que “no es lo mismo un profesor utilizando un dispositivo haciendo lo que hacía antes del dispositivo”. Me parece que esto nos indica que hace falta adaptarnos, como docentes, a las herramientas actuales para obtener los mejores resultados posibles. Así como podemos emplear libros para ilustrar ciertas cosas o entrenar ciertas habilidades, podemos utilizar recursos en línea siempre y cuando sepamos cómo hacerlo.
Creo que algunos de los criterios que podemos utilizar para considerar cuándo estamos empleando adecuadamente la tecnología en favor de una mejor educación serían los siguientes:
-Conocer o generar estrategias didácticas efectivas, independientemente del tipo de recurso que empleemos para implementarlas.
-Tener la capacidad de distinguir contenidos adecuados de los inadecuados.
-Entender las condiciones y las necesidades de nuestros estudiantes para diseñar o adaptar las estrategias que buscamos aplicar.Estas son algunas sugerencias más o menos improvisadas que se me ocurren.
Finalmente, me gustaría comentar que no estoy seguro de que la “culpa” de la falla del sistema educativo en México sea del gobierno, de los profesores o de la sociedad, sino que me considero que es más bien una compleja combinación de las tres partes y, en cuanto a lo que nos compete, podemos hacer cambios para mejorar la educación al menos ennestras aulas. ¿Qué opinan, colegas?1 Diciembre, 2016 a las 12:20 pm #4501Hola, @urielhernandez. Muchas gracias por participar en el foro.
En relación con lo del papel del profesor de cara a la tecnología y su aparente renuencia a adaptarse, encontré un artículo que me parece importante compartirles. Su autor es Marc Prensky y el texto se titula El papel de la tecnología en la enseñanza y en el aula. En una de sus reflexiones aclara lo siguiente:
“Muchos profesores se resisten a aprender a utilizar la tecnología. Esto también tiene
sentido: los profesores tienen que resistirse, porque no son ellos los que deberían
usar la tecnología para enseñar a los estudiantes, sino más bien sus estudiantes
quienes deberían estar utilizándola, como instrumento para formarse a sí mismos.
El papel del profesor no debería ser tecnológico, sino intelectual, para proporcionar
a los estudiantes contexto, garantía de calidad y ayuda individualizada (por
supuesto, los profesores que adoran la tecnología son libres de aprender y usarla)”.La idea es, pienso, dar rienda suelta a la inclinación tecnológica de los alumnos, mientras que el profesor estará atento al contenido disciplinar de los resultados de, por ejemplo, las búsquedas de sus alumnos por la web o en las redes sociales.
¿Cómo ven ustedes esta observación del artículo?
1 Diciembre, 2016 a las 8:01 pm #4504Me aprece que, como se puede ver en las participaciones, el tema de la tecnología y su papel en el aula es harto complejo. A mí me gustaría hacer una “valoración” mínima del papel de la tecnología en un proceso de aprendizaje tal y como se lleva a cabo dentro del modelo de enseñanza en el que estamos, esto me parece necesario porque referirnos al lugar que la tecnología debe ocupar en el aula, sin tener una referencia más o menos concreta del tipo de aula del que estamos hablando, dispara la cuestión y la hace inasequible (en este sentido es muy útil la información que nos proporciona el profesor @alfredomaciasnarro). Pensando en la Comunidad De Indagación como la actividad de enseñanza aprendizaje medular para nuestra asignatura, me doy cuenta de que los requerimientos tecnológicos para llevarla a cabo son casi nulos o muy básicos, tan básicos como la escritura y la lectura, y eso me hace pensar en la necesidad última de la tecnología, al menos en esta actividad concreta. Es cierto que nuestra asignatura no es la única ni todas las asignaturas son del mismo tipo y también es cierto que al interior de nuestra asignatura la CDI no es la única actividad posible, sin embargo, me parece que lo que está a la base de los procesos de enseñanza-aprendizaje y de construcción del conocimiento es la comunicación y, en ese sentido, es que, pienso, deberá valorarse la pertinencia de la inclusión de la tecnología en el aula, como una herramienta que potencia y favorece la comunicación entre las personas. Pienso que la renuencia que varios profesores tienen a incorporar la tecnología tiene que ver no sólo con el trabajo que implica aprender a usarla, sino con el problema de que es un canal de comunicación que no les parece óptimo y, en ese sentido, no favorece, sino que entorpece los procesos de comunicación que ellos ya ponen en práctica, en este sentido, para ellos la tecnología es un distractor y no un elemento que favorece esa comunicación. Es verdad que esto obliga a los maestros a explorar otros roles y modelos de comunicación, pero habría que tener en mente que el papel de la tecnología es, como dice el video, un medio para optimizar la comunicación y no un fin que, como tal, determine los procesos de comunicación que podemos poner en práctica.
2 Diciembre, 2016 a las 12:43 pm #4508Hola, @romansuarez. Gracias por compartir tu reflexión. Haces referencia a un asunto muy importante: se dice que es necesario “tecnologizar el aula”, así como también desarrollar prácticas de enseñanza que promuevan la reflexión y la colaboración. El primero se piensa como medio para lograr lo segundo. Estarás de acuerdo conmigo en que esto puede pasar, pero no porque la implementación de la tecnología sea una condición sine qua non para promover la reflexión.
En el artículo de Irán Guerrero y Judith Kalman, La inserción de la tecnología en el aula señalan incluso contradicciones en los objetivos de la Reforma de la Educación Secundaria.
En 2009, el Secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, declaraba lo siguiente: “es imprescindible contar con maestras y maestros mejor preparados, mejor comunicados, más aptos para transmitir conocimiento, y uno de los instrumentos fundamentales del avance tecnológico es, precisamente, el uso de Internet”. Sin embargo, como nos señalan las autoras, esto entraba en contradicción con los programas promovidos por la propia SEP, en donde se hablaba de convocar a “los profesores a la apropiación de prácticas de enseñanza que promuevan la reflexión y la colaboración” (p. 216). Por tanto, no parece haber relación directa entre el profesor “conectado” a la tecnología y el profesor que promueve la reflexión y que puede dirigir una discusión con conocimientos interdisciplinares.
La realidad es que se privilegia el diseño de políticas para “conectar” a los profesores: equipos de cómputo (300,000 computadoras en 2009), infinidad de software interactivo relacionado con la agenda curricular, etc. La tendencia actual es que los profesores, al no encontrar en los materiales vínculos claros con lo que ellos quieren hacer en sus salones de clases, abandonan estas “nuevas tecnologías”.
En el artículo encontramos un interesante planteamiento sobre una posible solución a este “desfase”. Es bastante extenso, pero yo les recomiendo su lectura quizá para un futuro cercano, @malinalli @urielhernandez @alfredomaciasnarro @enedelia @elprofesamuel @rasconsandra64gmail-com @cibelesramonavalos @sudelgado @raulbarcenanavarro @rafaelromoperez @valeriagonzalez @fernandoperez @valente @jessicalyuzamoraaguayo @karlaalday @ruthmoracarrillo @lic-saldy @miriammagdaleno @pedrochi2 @ugolynonew4 @taniafuentes
2 Diciembre, 2016 a las 1:32 pm #4509Creo que hay que decir también que ese “desfase” al que haces referencia no es sólo una grieta entre las reformas y planes que se hacen en un escritorio y la realidad heterogénea de las aulas del país, es también el producto de una inercia que tiene, un tanto ocultas, intenciones mercantiles. El colmo es la entrega reciente de 100 computadoras en una escuela que no tiene electricidad. Frente a esos absurdos, no puedo pensar en otra cosa que en criterios que no son de naturaleza realmente académica sino administrativa, presupuestal.
Saludos
2 Diciembre, 2016 a las 2:01 pm #4510Muchas gracias por el artículo, Carlos @carlosfrancisco, me llama la atención que en este texto también se llega a la conclusión, entre otras, de que la tecnología es insuficiente:
la sola inserción o presencia de las nuevas tecnologías es insuficiente para modificar las prácticas docentes ritualizadas e instituidas con anterioridad, pues en el caso presentado el docente bajo las guías de un nuevo currículo adopta las nuevas tecnologías, o sus formatos de presentación y las mezcla con los estilos pedagógicos tradicionales, lo que da como resultado un ajuste forzado de las nuevas tecnologías y las mismas rutinas educativas (pág.226)
Además afirman que, aunque hipotéticamente es posible la mejoría de la educación a través del uso de herramientas tecnológicas,
para lograrlo se requiere un conocimiento profundo de las prácticas escolares estables y profundamente arraigadas que se desea modificar, así como las condiciones que permitirán su transformación. De igual manera, los profesores
tendrán que conocer – y comprender – con la misma profundidad los alcances, límites y potencialidad de las herramientas digitales. (pág 227)Esto confirma que efectivamente la tecnología no es suficiente para mejorar la educación ni la implementación de programas que demandan prácticas distincas, lo que debe cambiar para modificar el modo de dar clases son las prácticas que se vienen reproduciendo desde antes de que los programas se modificaran. Según lo que hemos venido discutiendo y las aportaciones que nos han compartido, parece que lo que hay que cambiar son las siguientes cosas:
-Las prácticas tradicionales que reproducimos en el aula, de manera que, independientemente del uso de la tecnología en el aula, nos permitan alterar la relación de enseñanza-aprendizaje y nos adaptemos a los retos actuales.
En cuanto a la realidad que enfrentamos con las generaciones más jóvenes e influidas por la tecnología:
-Asumir que los estudiantes tienen una relación con la tecnología que podríamos aprovechar como docentes, sin que eso signifique involucrarla directamente, sino brindar herramientas para poder distinguir los materiales más valiosos disponibles.¿Consideran que es correcto afirmar esto? ¿Falta o sobra algo en mi lectura?
5 Diciembre, 2016 a las 2:03 pm #4514Hola, @urielhernandez. Considero que haces una reflexión muy puntual sobre los límites de las nuevas tecnologías para ayudar a una mejora de la educación: los profesores están obligados a hacer ajustes en sus prácticas didácticas tradicionales, pero como no es algo natural, entonces no se logra “alterar” la relación enseñanza-aprendizaje y no responde a los nuevos retos.
Esto me hace regresar al comentario en donde compartía una postura del artículo La inserción de la tecnología en el aula:
“Muchos profesores se resisten a aprender a utilizar la tecnología. Esto también tiene sentido: los profesores tienen que resistirse, porque no son ellos los que deberían usar la tecnología para enseñar a los estudiantes, sino más bien sus estudiantes quienes deberían estar utilizándola, como instrumento para formarse a sí mismos.
El papel del profesor no debería ser tecnológico, sino intelectual, para proporcionara los estudiantes contexto, garantía de calidad y ayuda individualizada (por supuesto, los profesores que adoran la tecnología son libres de aprender y usarla)”.Sobre todo por la recomendación que haces al final de tu comentario:
-“Asumir que los estudiantes tienen una relación con la tecnología que podríamos aprovechar como docentes, sin que eso signifique involucrarla directamente, sino brindar herramientas para poder distinguir los materiales más valiosos disponibles.” Me pregunto por el sentido de “sin que eso signifique involucrarla directamente”. No sé si te refieres a que el uso de la tecnología en el aula debe estar administrado y dosificado por el profesor. Sería muy interesante, de ser posible, que nos amplíes esta idea.Encontré un video donde se comenta este punto sobre qué tanto se puede permitir (o prohibir) el uso de las nuevas tecnologías en el aula. Hay varios puntos discutibles, a mi modo de ver, sin embargo puede ayudarnos a nuestra discusión esta reflexión acerca de La guerra perdida a los celulares en clase. Es el el minuto 8:18 y la conclusión (min 9:52) es que, frente a tener o perder el control del uso de la tecnología en clase, convendría ver al profesor como mediador digital generacional, una persona que se formó en otra generación pero que tiene que interactuar con jóvenes que bien pueden ser clasificados como “nativos digitales”.
Te agradezco mucho tu participación y ojalá este foro se siga nutriendo.
6 Diciembre, 2016 a las 11:41 pm #4522Yo quisiera plantear la siguiente pregunta: ¿Para qué educamos a la población? Quizás teniendo claro el objetivo de la educación, el empleo justo de la tecnología se mostrará con más claridad.
Especificando un poco más la cuestión podríamos preguntarnos ¿Para qué les enseñamos filosofía a los jóvenes de bachillerato? Podríamos decir: para que aprendan a argumentar, a pensar criticamente, a escuchar con atención y respeto a los demás, etc. Ahora la pregunta ¿Para lograr eso necesitamos de la tecnología? Al parecer sí. Cualquier trabajo escrito que se les pida a los alumnos, será responsabilidad del profesor comprobar que no está copiado de Internet. De esta manera se evalúa la honradez del alumno. También se podría decir que le sería de mucha utilidad al profesor tener cuentas de Fecebook, Twiter, Snapchat, etc. para saber si en clase sus alumnos están trabajando o por el contrario están echando “cotorreo”.
Me imagino que hay otras razones más fuertes para emplear la tecnología en la enseñanza ¿no es así?8 Diciembre, 2016 a las 12:20 am #4529Hola, @paolarochonherrera. Intentar responder a la pregunta sobre el fin de la educación nos llevaría a otro debate muy complejo, pero también muy interesante. Por lo pronto, abonando a tu comentario sobre la necesidad de la tecnología, diría que al menos se tiene con ella un acceso a la información que antes era imposible imaginar. Para acceder al conocimiento se tenía que contar con una buena biblioteca en casa o en la escuela, formar parte de institutos y universidades en donde se canalizaban los especialistas y sus coloquios, entre otras exigencias. Actualmente se tiene una gran biblioteca digital, y gran parte de este acervo es gratuito.
Digamos que el rubro de acceso a bibliográfico y hemerográfico está dado. Falta, sin lugar a dudas, facilitar y promover la parte de la reflexión, del análisis, de la sensibilidad o empatía hacia los problemas sociales, y esto, en un contexto en donde las nuevas tecnologías tienen una innegable preeminencia, obliga a buscar en la tecnología mecanismos que atiendan esta parte sustancial de la educación, pues veo casi imposible (o no del todo deseable) dejar a un lado los “gadgets” para que demos rienda suelta al análisis y a la reflexión. ¿Qué opinas?
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